Cuando todo el mundo habla del acoso escolar tiende a empatizar automáticamente con la víctima y diabolizar al acosador, y es algo que es comprensible, uno o más ejercen su poder frente a otra persona que está indefensa ante esta situación y claro, lo normal es señalar a unos y arropar y cuidar a otro. Pero en la vida las cosas no son tan sencillas. Al hablar del acoso escolar en la mayoría de las veces existe una víctima, que es quien recibe el abuso y el acosador, que en una parte considerable de veces es a su vez víctima de la problemática social, familiar o lo es debido a problemas emocionales personales. Esto no lo exime de sus actos, ni mucho menos, pero si queremos reducir el número de casos de acoso en el colegio, deberíamos sin lugar a duda analizar y saber por qué el acosador acosa, para poder actuar y prevenir estas situaciones. No olviden, y esto es de las pocas cosas que tengo claras en esta vida, es que los niños y las niñas no son malos, no existe el niño o la niña mala, existen una serie de circunstancias que moldean al niño a comportarse así.
¿Cuál es el perfil de las personas que ejercen el acoso escolar?
Suelen ser los niños o niñas que tienen dificultades para controlar su temperamento. Son niños que se frustran con facilidad, que cuando algo no sale como ellos quieren se enfadan y no pueden controlar su rabia. Esto hace que agredan verbal o físicamente con facilidad.
Los niños y niñas con problemas de impulsividad son proclives, tanto a ser ellos quienes sufren el acoso, como quienes lo ejercen. Al no ser capaces de pensar en la acción y ver las consecuencias de sus actos, actúan con la primera respuesta que aparece en su cabeza, que suele ser siempre la más pulsional y por tanto la más agresiva. Debido a la dificultad para pensar en los actos y las consecuencias, son a veces alentados por otros niños para que lleven a cabo la agresión. Además, suelen ser niños que se frustran con más facilidad.
Aquellos que tengan dificultad para empatizar y entender las emociones de los demás tienen más predisposición para ejercer este tipo de conductas, pues no son capaces de ver el daño que hacen y solo ven el beneficio que están consiguiendo.
Niños que en casa ven como sus padres resuelven los conflictos con gritos, insultos e incluso amenazas y agresiones, van a ser niños que aprendan a solucionar los conflictos de esta manera y entenderán que eso es lo normal, pues sus padres “que son el faro que guía su vida” se comportan así. Estos niños están acostumbrados a un entorno agresivo y se comportarán acorde a cómo viven el día a día.
Aquellos niños que tienen la autoestima baja más problemas de autocontrol pueden también ejercer este tipo de comportamientos. Puede que “haciendo sentir a otro inferior” él no se sienta así. También hay niños con la autoestima baja que para ser aceptados y ser parte de un grupo acosan a otros niños porque se lo piden los miembros del grupo.
Por último, podríamos incluir los niños con problemas de habilidades sociales, que al no saber cómo jugar, cómo interactuar con los niños o cómo aceptar un “no” cometen conductas que podrían incluirse dentro del acoso escolar.
¿Qué podéis hacer los padres y madres?
Si os enteráis de que vuestro hijo o hija está acosando a otro niño no os volváis locos, tranquilizaos, recordad que sois ejemplo para vuestro hijo o hija y que perder los nervios es enseñarle que ante estas situaciones lo normal es comportarse así.
Lo primero que tenéis que hacer es escucharle, que se exprese y que os cuente qué está pasando en el colegio. Mientras escucháis no juzguéis de primeras, escuchadle con la mente abierta y una vez haya acabado hacedle ver tranquilamente su error, que vea que todos nos equivocamos y que existen consecuencias a nuestros actos. Hay que reparar el daño hecho y lo primero es un perdón al niño que ha estado sufriendo estas conductas, después tendrá que asumir las consecuencias que imponga el colegio.
Pero no nos podemos quedar ahí, solo en consecuencias, eso sería un grave error, tenemos que ver por qué se ha comportado así y darle una solución para que más adelante no se vuelta a repetir.
En el caso de que vuestro hijo tenga problemas para controlarse, habrá que enseñarle herramientas para que pueda autocontrolarse en el colegio y no pague con los demás su frustración.
Si vuestro hijo es muy impulsivo, enseñadle a que se pare ante de actuar, que piense en las consecuencias de sus actos. Entrenadle para que sea capaz de ver diferentes alternativas a una misma situación y pueda elegir la más apropiada.
Si el problema es de empatía, hay que trabajar las emociones, la expresión de éstas y ayudarles a ver cómo nuestras conductas repercuten en otros a nivel emocional. Entrenando la empatía y pudiendo ver así cómo se sienten los demás este tipo de conductas tendrían que ir desapareciendo.
Puede ser que analizando el por qué vuestro hijo se ha comportado de esta manera lleguéis a la conclusión de que el clima en la casa no es apropiado. Si los gritos, las agresiones, chantajes…son la tónica habitual en casa, tendréis que hacer un esfuerzo en cambiar y enseñarle a vuestro hijo o hija que esa no es la forma correcta de tratar a la gente.
Cuando son niños que tienen la autoestima baja y ejercen este tipo de conducta para ser integrados, hay que trabajar reforzado su autoestima y hacerle ver que si un grupo te exige este tipo de comportamientos para pertenecer a ellos seguramente no sean amigos de verdad.
Por último, si la causa son problemas de habilidades sociales hay que entrenar a vuestro hijo en ellas.
A modo de conclusión, el trabajo para prevenir y reducir el número de casos de acoso en los colegios tendría que ir dirigido no tanto a las consecuencias sino a tratar la causa del problema. Imponiendo solamente consecuencias no estamos solucionando nada, estamos poniendo únicamente una tirita que en cualquier momento se puede despegar. Hay que proteger a los niños y proteger a los niños significa que estén bien física y emocionalmente, y desde luego un niño que ejerce esa violencia sobre otro no está bien a nivel emocional, pero es más fácil castigar, y así decir que se está protegiendo a la víctima, que hacer un análisis complejo de lo que está pasando y solucionar el problema de raíz de quien ejerce la violencia y así proteger también al acosador.