¿Mi hijo o hija sufre acoso escolar?

El acoso escolar es algo que ha existido y sigue existiendo en las aulas de los colegios, una preocupación que, como ya vimos en unos de los artículos del mes pasado, está cogiendo la relevancia mediática que necesitaba y está siendo el foco de estudio de muchas investigaciones para saber qué sucede en las aulas y qué se puede hacer para prevenir este tipo de conductas.

Hoy vamos a hablar de las víctimas de acoso escolar, cómo saber si vuestro hijo o hija está sufriendo acoso y qué podéis hacer los padres y madres para ayudar a vuestro hijo en esta difícil situación.

¿Cómo puedo saber si mi hijo o hija está sufriendo acoso escolar?

En los casos en que vuestro hijo o hija verbalice abiertamente que está sufriendo acoso escolar por parte de uno o más compañeros será más rápido poder intervenir y poder ponerles freno a estas conductas, pero en una gran parte de los casos vuestros hijos no cuentan qué está sucediendo en el colegio, no os dicen nada por miedo a que se enteren los agresores y las consecuencias sean mayores o incluso para no preocuparos. En estos casos hay que estar atentos a ciertas señales que os pueden hacer sospechar que algo esté sucediendo en el cole.

Si vuestro hijo o hija empieza a decir que no quiere ir al colegio o instituto algo está sucediendo allí. No es que os digan un día que no quieren ir porque estén cansados o tengan un examen, es una petición constante, diaria. Además, suele venir acompañado con un estado de ansiedad o nerviosismo constante, que se reduce los fines de semana pero que el domingo por la tarde vuelven a aparecer. En estos casos el sueño puede verse alterado, junto con la comida, comiendo menos o mucho más debido a la ansiedad.

El estado de ánimo se ve alterado, estando más triste o apático, con cambios de humor, frustrándose con mayor facilidad. Se le ve más miedoso e inseguro de lo normal, están en un estado de alerta constante, estando más irascible.

Empieza a haber menos relación con sus amigos, distanciándose y “siendo menos social”. Aquellas cosas con las que antes disfrutaba empiezan ahora a aborrecerlas, estando más tiempo en casa solo.

El rendimiento académico baja, las notas empeoran y su capacidad de concentración disminuye.

Vuestro hijo o hija empieza a quejarse por dolores en la cabeza, barriga, nauseas… Estos se acentúan los domingos pues acaba el fin de semana y hay que volver al colegio.

Comienza a perder objetos, se le rompen o dejan de funcionar. Llega a casa con heridas o moratones que no sabe explicar o que son difíciles de creer.

¿Qué podéis hacer los padres?

En el caso de que vuestro hijo o hija no os haya contado nada y vosotros tengáis las sospechas, buscad un espacio tranquilo y seguro para vuestro hijo y hablad con él, hacedle ver que estáis preocupados por algo que creen que está pasando y que ellos pueden ayudarle. Respetad los tiempos, paciencia y sobre todo no lo agobiéis.

Si vuestro hijo o hija verbaliza que está sufriendo acoso en el colegio, lo primero que tenéis que hacer es mantener la calma, no os alteréis, no digáis nada peyorativo de los otros niños, tampoco le recriminéis nada a vuestro hijo por no haberlo contado antes.

Dejarle claro a vuestro hijo o hija que ellos no son culpables de nada. Muchas veces sienten que ellos son los responsables de todo lo que pasa y en algunos casos incluso que se merecen ese trato. Hacerles ver que ellos no son culpables, que nadie se merece que le traten de esa manera.

Vuestro hijo os está contando algo que, para él es muy importante, se encuentra en un estado de vulnerabilidad enorme, ha confiado en vosotros, responded vosotros acorde a ese acto. Escuchadlos, empatizad con ellos y sed su apoyo emocional. No juzguéis las cosas que hayan hecho hasta ahora, seguramente lo han intentado hacer lo mejor posible, pero sin ninguna ayuda.

Es un problema de vuestro hijo o hija, ellos son los protagonistas, no monopolicéis vosotros la situación, no le quitéis el protagonismo. Escuchad, creed lo que dicen, preguntar sin agobiar, apoyadlos y dadles seguridad.

Aprovechad la situación para reforzar lo importante que es contar las cosas y que sepa vuestro hijo que vosotros como padres le vais a escuchar y no reprender por las cosas que cuente. Los hijos tienen mucho miedo a vuestras reacciones, por eso callan tantas cosas, ayudadles a ver que no sois como se imaginan, ayudadles a ver que su idea de padres es distinta a la realidad.

El acoso escolar también repercute directamente en la autoestima, por eso hay que reforzarles más que nunca (podéis leer varios artículos que escribí sobre cómo reforzar la autoestima). Son momentos en los que vuestro hijo o hija ve todo negro, ayudadle vosotros a ver las cosas positivas del día a día, haced cosas que le guste en las que disfrute y vea que no todo es negativo.

¿Qué tenéis que hacer con el colegio?

El colegio tiene que estar informado de lo que está sucediendo, por eso hay que contarle qué está pasando. Vuestro hijo o hija tiene que saber que vais a hablar con su tutor, que es fundamental que lo sepa para poner fin al acoso. En algunos casos no querrán que le contéis nada al colegio, por miedo de que sus agresores tomen represalias o incluso por vergüenza. En el caso de que esto fuese así tenéis que explicarle porqué es tan importante que lo sepa el colegio. Es fundamental que vuestro hijo sepa que vais a hablar con el colegio y que dé su consentimiento. No lo hagáis sin que lo sepa, sería una traición para ellos y reforzaría la idea de que no hay que contar las cosas.

Cuando habléis con el colegio, se activará el protocolo establecido para el acoso, el cual tenéis que estar pendiente de que se cumpla. El colegio explicará a vuestro hijo quienes son las personas de referencia dentro de éste para que se acerque en caso de necesitar su ayuda.

Por último, una vez que hayáis hablado con el colegio y se hayan llevado las medidas a cabo, estad pendientes, pero sin agobiar a vuestro hijo, no le preguntéis al salir del cole solo sobre si hoy le han dicho o hecho algo, porque puede que se agobien y se cierren en banda. Tened mucho tacto y sobre todo paciencia y empatía.

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