¿Qué puedo hacer si mi hijo o hija es testigo de un caso de acoso escolar?

Cuando se habla de acoso escolar siempre se piensa en la víctima, quien sufre toda la violencia y las consecuencias emocionales de la agresión, y en el acosador, quien ejerce la violencia. Pero hay un agente más en esta ecuación y que pocas veces se repara en él, y es el observador. La mayoría de las situaciones de acoso escolar son conocidas y/o presenciadas por los compañeros de clase.

Los observadores pueden ser de tres tipos: observadores que facilitan la agresión, que son los que conociendo la agresión refuerzan la situación. Los observadores pasivos, que conocen igualmente lo que está pasando, pero no hacen nada y, por último, los observadores activos, que sabiendo lo que está sucediendo intervienen para que ésta cese.

¿Qué puedo hacer si sé que mi hijo o hija es testigo de una situación de acoso escolar?

En los colegios hay una ley no escrita y es que chivarse es uno de las peores cosas que se pueden hacer; quien recurre a la profesora o al profesor para solucionar un problema es un chivato y a los chivatos nadie los quiere. Esta ley que rige todos los colegios desde tiempos inmemoriales hay que tumbarla. Hay que enseñar a vuestro hijo o hija que si hay un problema hay que hablarlo con el adulto que esté en ese momento, que eso no es chivarse, que eso es defenderse, que recurrir al adulto no es de cobarde, sino justamente lo contrario, hablar de lo sucedido es ser valiente.

Si vuestro hijo o hija os cuenta lo que está sucediendo en el colegio con algún compañero, escuchad su versión, sed pacientes, estad atentos y no juzguéis. Una vez que os haya contado todo, reforzad lo que ha hecho, que cualquier atisbo de duda que tenga por haber contado un problema del colegio se disipe rápidamente, que sepa que ha hecho lo correcto y que ha sido muy valiente por contar algo tan sensible como es una situación de acoso escolar.

Reflexionad con vuestro hijo o hija sobre lo que os ha contado, qué posible solución hay, qué puede hacer para apoyar a esa persona, si existe la posibilidad de hablar con otros compañeros para que se conciencien también de la situación y puedan dar apoyo a la víctima.

Vuestro hijo o hija ha sido lo suficientemente valiente como para contaros lo que está pasando con su compañero de clase, pero en el caso de que los profesores no sepan qué está sucediendo, habría que ver la posibilidad de que vuestro hijo o hija hable con ellos, para que sean ellos quienes den protección a la víctima y solucionen el problema.

Como adultos, vosotros también tendréis que reflexionar sobre la gravedad de la situación y ver si tenéis que notificar lo que os ha contado vuestro hijo o hija al colegio, y en el caso de conocer a los padres de la víctima, hablar con ellos sobre lo que os ha contado vuestro hijo.

Sería interesante que los siguientes días preguntéis a vuestro hijo o hija sobre cómo se está desarrollando la situación. Así le hacéis ver que os preocupáis por las cosas que os cuentan y reforzaréis lo ocurrido, favoreciendo que la próxima vez que haya un problema os lo cuente. Pero cuidado con no ser muy intensos, pues puede provocar la reacción contraria.

¿Qué debéis de evitar?

Hay comentarios que los padres y madres suelen hacer a los hijos e hijas con las mejores de las intenciones, pero que no siempre cumplen esa función. Es muy común que, en casos de acoso escolar si vuestro hijo o hija no está implicado seáis vosotros quienes le decís a vuestro hijo “no te metas, que a ti no te está haciendo nada” y claro, eso lo que hace es que la víctima siga sufriendo y que vosotros le enseñéis a vuestro hijo o hija que ante las injusticias lo mejor es estar callado. Intentad evitar eso, educad a vuestro hijo empatizando con la gente que le rodea y siendo solidario.

Evitad asustar a vuestro hijo diciendo que, si se implican ante este tipo de situaciones, serán ellos los siguientes, porque entonces vivirán con miedo.

Jamás hay que justificar la agresión, recordad que vosotros sois el espejo en quien se mira vuestro hijo e hija. Si justificáis que un niño o niña sufra acoso escolar les estáis enseñando que agredir y ridiculizar puede llegar a ser justificable.

Tampoco le podéis quitar importancia al acoso. Es una situación extrema para la víctima con consecuencias a corto y largo plazo. Por favor, jamás minimicéis una situación de acoso escolar.

Por último, si vuestro hijo e hija es un observador y os enteráis, no les castiguéis por esto, hablad con ellos, explicadle la importancia de lo que está sucediendo, ayudadle a empatizar con la víctima, pero no castiguéis su actitud, porque seguramente ellos no sepan las consecuencias reales de lo que está sucediendo.

¿Qué puedo hacer si mi hijo o hija es testigo de un caso de acoso escolar?

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