Entendiendo el TDAH: mitos sobra la agresividad

Las siglas TDAH desde hace unos años están muy presentes en nuestra sociedad y sobre todo en los colegios. Mucho son las cosas que se dicen sobre los niños y niñas TDAH, y desde luego muchas de ellas son mentiras y son estigmas que hacen mucho daño a los pacientes que viven con este trastorno. Muchas veces, los niños o adolescentes TDAH son vistos de una manera muy alejada de lo que realmente son, condicionándoles en su vida social y académica. Hoy vamos a hablar y desmentir un mito, y es que las personas TDAH son agresivas.

¿Qué es el TDAH?

Antes de nada, habría que aclarar, de manera resumida para aquellos que no saben que es TDAH, que estas siglas significan trastorno por déficit de atención e hiperactividad.  Las personas TDAH suelen presentar problemas para concentrarse, organizarse, prestar atención a las tareas y dificultad para acabarlas. Además, son personas que suelen ser muy inquietas, que les cuesta mucho estar quieto, lo que lleva que estén en movimiento constantemente y comportamientos impulsivos.

Diferencias entre los niños agresivos y niños TDAH

Debido a la impulsividad y a una toma de decisiones sin tener en cuenta las consecuencias, suelen “meter la pata” muy a menudo en el colegio y con sus compañeros, lo que hace que estén señalados por sus iguales y sean tachados de agresivos o niños conflictivos. Pero la realidad es que hay una diferencia enorme entre ser hiperactivo y ser agresivo.

La vida en el colegio para los niños y niñas TDAH no es fácil, tienen que acatar unas normas que muchas veces les son imposible respetar porque no son capaces de esperar y controlar su comportamiento. El no cumplimiento de las normas del colegio o de normas sociales hace que los compañeros que le rodean se sientan importunados y atacados en muchos casos, lo que lleva a señalar a estos niños como agresivos. Pero muy lejos de la realidad, no estamos hablando de agresividad, entendida como el acto de hacer daño con una intencionalidad, estamos hablando de hiperactividad e impulsividad.

El niño agresivo en la fila del colegio, empuja, da codazos, incluso pega para ser el primero, porque el quiere ser el primero y se comporta así porque quiere encabezar la fila. En cambio, el niño TDAH al no ser capaz de respetar los turnos, de estar quieto en una fila, se mueve de forma que termina golpeando y molestando a los compañeros, con la diferencia de que él lo hace porque no es capaz de controlarse, sin ser consciente en muchos casos de que él está molestando y sintiéndose incomprendido cuando los demás niños y niñas le señalan y critican.

El niño con una conducta agresiva tiende al enfado, a la amenaza verbal y al acto físico, y repetimos una vez, lo hace con una intención. En cambio, el niño TDAH que puede presentar a lo largo del día momentos de frustración y enfado, lo hace porque tiene problemas para gestionar sus emociones, no entiende muchas veces el contexto social en el que se ha producido el conflicto y tiende a ver el mundo como hostil, pues piensa (debido a la baja autoestima) que todos van contra él.

Los niños agresivos muestran una actitud desafiante en la clase, no trabajan y retan al profesorado. Muchas veces los niños TDAH pueden mostrar una actitud parecida, pero el motivo es bien distinto. Los niños TDAH a veces no trabajan en clase, porque se distraen con facilidad, porque tienen problemas para realizar de manera sostenida una actividad poco motivadora para él (en este caso los deberes) y terminan distrayéndose y molestando. También puede pasar que no trabajen porque no entienden lo que tienen que hacer, no han sido capaces de comprender la actividad y por miedo a preguntar (baja autoestima) terminan haciendo lo que no deben. Vemos en otros casos que se levantan constantemente, frente a la norma clara que hay en la clase de no hacerlo excepto si se pide permiso. Aquí la transgresión de la norma no es por el placer de saltársela, es que ellos no pueden estar una hora sentados en la silla, necesitan moverse y desfogar. Que sucede, que muchos profesores y alumnos, al ver estas actitudes de sus compañeros pueden empezar a pensar que es rebelde y conflictivo.

Siguiendo con las diferencias entre niños agresivos y niños con TDAH, podemos ver que los niños y niñas agresivos suelen forzar a otros a hacer lo que ellos quieran, aun sabiendo que está mal y el malestar que genera en la otra persona. Sin embargo, los niños TDAH, aunque a veces puede parecer que meten presión a otros y son muy insistentes, no son conscientes de que la otra persona se siente incómoda o está molesta, haciendo que sigan insistiendo hasta conseguir lo que quieren o hasta provocar un conflicto con el compañero. Con la diferencia de que para ellos la comunicación no verbal es algo que les cuesta entender.

Por otro lado, vemos como los niños que presentan conductas agresivas en el colegio tienden a tirar las cosas de los compañeros e incluso llegan a romperlas aun sabiendo que está mal. En el caso de los niños con TDAH, que suelen tirar muchas veces las cosas de los compañeros, romperlas e incluso quedándoselas, es debido a conductas impulsivas que hacen que actúen sin tener en cuenta las consecuencias de sus actos.

Conclusión

Como podemos ver, hay muchas conductas que se semejan entre los niños agresivos y los niños TDAH, siendo las consecuencias las mismas para ambos, aunque como hemos podido ver el motivo de sus actos es muy diferentes. En los niños agresivos vemos que sí hay un conocimiento de lo que hacen y de las consecuencias de sus actos, habiendo en muchos casos una intencionalidad u objetivo para actuar así. Mientras que los niños TDAH no son conscientes muchas veces de lo que están haciendo y mucho menos pueden ver las consecuencias de sus actos. Actúan de forma impulsiva, con lo primero que se le viene a la cabeza y esto hace que muchas veces no tomen la decisión correcta, porque en su cabeza en ningún momento han podido ver el abanico de posibilidades que existe para comportarse en una situación.

Es muy importante diferenciar los actos agresivos de los impulsivos porque la manera de actuar ante estos será distinta. Los niños y niñas TDAH necesitan en el colegio un refuerzo constante, sentirse valorados (mucho más que los niños sin ningún diagnóstico), hay que enseñarles a gestionar sus emociones y darle pautas para autocontrolarse. Además, hay que entrenarles en las habilidades sociales incluyendo entender mejor los diferentes contextos sociales y lo que se espera en cada uno en ellos.

Entendiendo el TDAH: mitos sobra la agresividad

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