Educando a niños y adolescentes en las nuevas tecnologías

Hoy vamos a hablar sobre las tecnologías y como éstas influyen en vuestros hijos. Vivimos en una sociedad rodeados de pantallas de teléfonos móviles, Tablet, tv, videojuegos…es imposible no estar conectado. Tanto niños como adultos hacen uso de ellas. Estamos constantemente bombardeados por los beneficios que tienen en vuestros hijos: Dicen que serán la generación más preparada.  Vuestros hijos empiezan con su uso desde ya los primeros años de vida, hasta el punto de ver a niños de un año en el carrito con un móvil. Es muy corriente ver rabietas en lugares públicos, especialmente bares, tratando que los padres les den el móvil para jugar, ante la negación de jugar con otros niños si no es con una pantalla. Al final los niños tienden a comportase como la sociedad dicta y ahora dice que tienen que estar sumergidos en las pantallas.

Sin embargo, esta invasión de las pantallas en nuestras vidas, está causando problemas de convivencia en las casas, entre las demandas de los niños, que cada vez quieren pasar más tiempos con ellas, y los padres, cada vez están más preocupado por el uso y el tiempo que le dedican sus hijos.

¿Os suena de algo?

Juan, es un chico de nueve años que todas las tardes juega al Fornite con sus amigos. Sus padres han decidido que solamente puede jugar por la tarde dos horas, pero siempre cuando llega la hora de dejar la consola, Juan se pone nervioso, más irascible e irrespetuoso. Sus padres, ante la dificultad de que deje la consola, terminan permitiéndole media hora más de juego con sus amigos. Juan se calma rápidamente y se pone muy contento, diciéndole a sus padres lo bueno que son y cuanto los quiere. Cuando llega otra vez la hora de dejar de jugar, la escena se vuelve a repetir, hasta que termina en una pelea, en el que todo el mundo termina enfadado.

Esta escena, aunque ficticia, sin lugar a duda os habrá recordado a lo que algunos de vosotros tenéis que vivir diariamente con vuestros hijos cuando es la hora de dejar de jugar a la Tablet, play, móvil…

¿Por qué se comportan vuestros hijos de esa manera? ¿Por qué están tan nerviosos cuando juegan con el móvil? ¿Por qué siempre piden más y más horas a la consola? ¿No se aburren?

Las pantallas y su repercusión en el cerebro y por tanto en el comportamiento

Cuando vuestros hijos están jugando con cualquier dispositivo electrónico, su cerebro segrega una sustancia llamada dopamina. La dopamina es el neurotransmisor encargado del placer. La fuerte estimulación visual de las pantallas, segregan constantes cantidades de dopamina, es decir, de goce.  Esto hace que vuestros hijos deseen tanto jugar con ellas. Mientras más horas jueguen, más dopamina y más ganas de seguir jugando o de volver a jugar cuando no lo están.

Los últimos estudios han demostrados que el uso prolongado de las pantallas hace que estén más nerviosos, irascibles, cansados, presenten dificultades para la atención focalizada y la concentración, además de dificultades para finalizar las tareas.

¿Qué podemos hacer?

A pesar de todo, tenemos que ser consciente que vivimos en una sociedad tecnológica y vuestros hijos queráis o no, están en contactos con ellas. Tenemos que ser capaces de discernir nuestra generación de la de ellos, la forma en la que nosotros nos divertíamos, a como lo hacen ellos. Por ejemplo, antes, si queríamos jugar con nuestros amigos, quedábamos en la placita y jugábamos al fútbol. Hoy eso es imposible, no dejan a los niños jugar con la pelota en las plazas. ¿Qué hacen los niños? Pues quedan con sus amigos para jugar online al Fornite y así relacionarse.  La forma de relacionarse y socializarse también ha cambiado, ahora se hace de una manera online, no tanto en el cara a cara. Por tanto, no podéis privar a vuestros hijos de las pantallas, porque privarle de eso significa mutilarle parte de su vida social y que, al llegar al colegio al día siguiente, se sientan perdidos de lo que hablan sus amigos. Esto no significa libertad absoluta, es necesario unos horarios y unos límites. No podemos permitir que todas las horas libres de deberes se centren en las pantallas, hay que definir muy claramente el horario de su uso.

Es por eso que es tan importante gestionar las horas que pasen vuestros hijos con las pantallas, porque ellos todavía no tienen plenamente desarrollado el córtex prefrontal, que es la zona del cerebro encargada de controlar la impulsividad, y si fuera por ellos estarían todo el día jugando (Recordar el efecto de la segregación de dopamina al jugar a los videojuegos).

En la casa tienen que existir unas normas claras y bien definidas que tienen que incluir también el uso de las tecnologías. Hay que dejar claro cuánto tiempo y qué consecuencias hay si no se respetan las normas.  

Es aconsejable que su uso sea después de los deberes, y usarlos como refuerzo a la actividad realizada y no antes, pues puede haber problemas a la hora de dejar de jugar y al final afecte esto a las tareas escolares. En el caso de que vuestro hijo haga los deberes rápido (y por tanto mal) para poder jugar antes, hay que fijar una hora a la que se puede empezar a jugar independientemente de que acaben antes y así evitar que quiera hacer las cosas rápido.

¿Qué hace tanto tiempo con las pantallas? ¿Qué aplicaciones o juegos usa?

Es importante que sepáis a que juego suelen jugar, y esto es tan sencillo como preguntarles. Poneos al lado suya y que os expliquen de que va el juego y, con toda la curiosidad del mundo, , preguntarles cosas e incluso jugar vosotros. Os puedo asegurar que vuestros hijos estarán encantados de ser ellos quienes explican algo a sus padres.

Hay juegos que ponen muy nerviosos a algunos niños, se frustran con facilidad y sueltan muchas palabrotas porque “le matan” o pierden y veis como parecen que incluso lo están pasando mal en vez de disfrutar. En estos casos, especialmente con los niños de infantil y primaria, hay que ayudarles a gestionar ese estado de excitación. Hay que entrenarles a que identifiquen las señales que les da su propio cuerpo de que se está poniendo nervioso y cuando estos aparezcan tiene que dejar de jugar unos minutos. Para ello explicarles cómo afecta ese estado de activación al rendimiento.

¿Cuántos dispositivos debe de tener?

Lo recomendable sería que vuestros hijos no tuvieran varios dispositivos electrónicos con los que poder jugar, que solo tuvieran uno y que además no fuese única y exclusivamente para él, sino de la familia y tengan que compartirlo. Así el control de su uso es más fácil y no restringe su tiempo libre únicamente a las pantallas.

Además, habría que dar alternativas a las pantallas, y no hay nada que vuestros hijos deseen más que jugar con vosotros. Dentro del estrés y las prisas del día a día hay que buscar momentos para jugar con ellos, para disfrutar con ellos y hacerles sentir lo que son para vosotros, las personas más importante del mundo.

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