Todos los padres tienen expectativas puestas en sus hijos, todos desde el momento de que conocen la noticia de que van a ser padres empiezan a imaginarse cómo será y cómo le gustaría que fuese. Desde el primer momento la pareja ya habla de si será niño o niña, y ahí ya tenemos la primera expectativa de las muchas que tendrán que lidiar los hijos.
En consulta me encuentro a menudo, a pacientes que tristemente dicen que no son el hijo que sus padres deseaban, que seguramente hubiesen deseado que me pareciera a ellos. Ahí, sabiendo el dolor que eso tiene que generar, siempre les pregunto que qué culpa tienen ellos de “decepcionar” a sus padres por ser quien son y por ser como ellos han elegido.
Diría que es imposible que no tengáis expectativas puestas en vuestros hijos, deseos que os gustarían que hicieran, pero la realidad es que éstas se tienen que ir adaptando constantemente, a medida que ellos van creciendo y van teniendo más autonomía, tendréis que ir cambiando vuestras expectativas, porque lo normal es que difieran a la de vuestros hijos.
Las expectativas terminan generando un estrés enorme a los hijos, a veces por luchas por unos objetivos diferentes a los vuestros, pero otras veces por querer agraciaros, por querer ser lo que vosotros queréis, aunque el objetivo sea difícil y no le guste o haya unas expectativas demasiadas altas.
En el colegio me encuentro alumnos que realmente está estudiando para entrar en una carrera que no quieren, simplemente porque sus padres quieren que sigan sus pasos. Le estamos condenando a una vida triste y sin motivación alguna.
En otros casos, veo muchas peleas en casa porque los padres quieren que su hijo o hija vista de una manera concreta, cuando ellos prefieren un estilo completamente diferente. Vosotros podréis tener un estilo a la hora de vestir, os podrá ilusionar que vuestro hijo os imite en cuanto al estilo, pero sino es así, hay que aceptarlo, porque no hacerlo es negar su forma de ser, es decir no a que exprese su personalidad.
En otras situaciones, los amigos suelen ser un tema complejo en este sentido, os habréis imaginado a los amigos de vuestro hijo de una manera, pero la realidad es que ellos serán como el elija, y cuidado con criticarlos, porque quienes saldréis perdiendo seguramente seáis vosotros.
He visto casos de niños que estudian en el conservatorio, con las horas que eso ocupa durante la semana, simplemente porque a sus padres les gustaría que toquen un instrumento, porque ellos siempre quisieron tocarlo. No son consciente que su expectativa, puede chocar completamente con los gustos e intereses de su hijo y termina creando un odio hacía todo lo relacionado con la música, simplemente porque ellos quieren que toque la guitarra.
También he tenido en consulta, niños que hacen el deporte que sus padres quieren, porque es el deporte que todos hacen, o porque es el deporte que ellos practican, cuando a su hijo realmente no le gusta, se le da mal, y le hace sentir inútil y torpe, pero que sigue inscrito porque sus padres por cabezonería quieren que lo práctique. Lo que no ven esos padres es que su hijo irá perdiendo el gusto por los deportes, se irá sintiendo cada vez más apagado y que dejará de contarle las cosas, porque para qué va a sincerarse si después no van a respetar su opinión.
Como padres podréis tener una fantasía de como os gustaría que fuese la pareja de vuestro hijo, pero la realidad es que él elijará a quien le haga feliz. No es la primera vez que me dice un paciente que a sus padres no le gusta su novia porque a ellos les gustaría más “pija” o recuerdo a una chica que me contó que a sus padres no le gustaba su novia porque tenía el pelo muy corto y parecía muy lesbiana. Hay que tener claro como padres, que la pareja de vuestro hijo o hija no es para vosotros, es la pareja de ellos, y que a quien tiene que hacer feliz es a ellos, y si lo veis felices no debería de importar otra cosa.
No validar y respetar a vuestro hijo es una herida a su autoestima, es una brecha en vuestra relación, que empezará con peleas por sus decisiones y terminará con un distanciamiento emocional que sea irreparable. Las expectativas hacen daño a la familia.
Pues si, tenemos que tener tanto cuidado con estas cosas. Nos enseñan a respetar a nuestros padres pero y a nuestros hijos?