¿Cómo puede afectar el bachillerato a la salud mental?

Uno de los momentos más señalados y temidos por los adolescentes que deciden seguir los estudios en el bachillerato es la selectividad. Hasta llegar a ese momento tienen dos años por delante de bachiller, que según cómo lo afronten y las herramientas que tengan para gestionar el estrés, podrá ser una experiencia nueva y enriquecedora o una pesadilla que parece que nunca acaba.

El bachiller, independientemente de la rama que elijan los estudiantes, implica un aumento de la exigencia. La materia se hace más densa y numerosa, esto hace que los profesores impartan diariamente mucho contenido y que vaya acompañada de una gran cantidad de deberes para casa. Aunque el colegio/instituto está hecho para que el paso de cuarto de la E.S.O a bachiller no sea muy significativo, la realidad es que en muchos casos sí lo es. Muchos empiezan a tener por primera vez los exámenes globales, que no son de uno o dos temas, sino de varios. Además, los exámenes globales se solapan uno con otros, lo que hace que no tengan tiempo entre uno y otro.

El número de adolescentes que empiezan a sentir una fuerte presión por la exigencia del bachiller es cada vez mayor. Son muchos los síntomas que aparecen y que pueden convertir el bachillerato y las etapas posteriores en un calvario. Entre estos síntomas están la caída de pelo, presión en el pecho, problemas del sueño, de la piel, alteración de la comida, estado bajo de ánimo…

¿Por qué aumenta el número de adolescentes con problemas psicológicos durante el bachillerato?

En esta nueva etapa los alumnos se enfrentan a las primeras decisiones importantes de su vida, sobre qué quieren estudiar y por tanto qué rama coger. En muchos casos los chicos y chicas no tienen la madurez suficiente para afrontar esta decisión, en otros, hay una presión social sobre qué estudiar (si sacas buenas notas tienes que estudiar medicina). Los alumnos tienen una gran presión porque creen que esta decisión es definitiva y que no puede existir el error.

Tras la pandemia, la media de la mayoría de las carreras universitarias se ha disparado, esto hace que la exigencia sea aún mayor para los estudiantes. En algunos casos, se pide un expediente brillante y por tanto se pide que el alumno o alumna durante dos años sea brillante, que no pueda fallar ni tener un bajón, lo que supone un estrés enorme. Esto supone que para muchos estudiantes sacar un nueve no es suficiente, ¡un nueve! Porque ve que algunos de sus compañeros que también quieren entrar en la misma carrera que él, han sacado un diez. Esta competencia, que a veces es muy consciente y otras no, hace que estén constantemente comparándose unos con otros, generando un nivel de autoexigencia que para muchos es imposible mantener. ¿Os imagináis vivir durante dos años pendiente de tus notas y también de las de tu compañero, estar siempre con un ojo avizor a lo que hacen los otros, creer que nunca es suficiente porque hay otro compañero que saca mejores notas que tu y podría quitarte la carrera con la que sueñas?, os digo yo que vivir así es estresante y mina el estado de humor de cualquiera.

La presión otras veces no viene autoimpuesta por la carrera que quieren estudiar. Otras veces viene dada por los padres, quienes sin saber muchas veces como se encuentra vuestros hijo o hija (porque muchos jamás exteriorizan o cuentan cómo están) poneis los estudios en lo más alto, incluso de la salud, sí, de la salud mental. Esto hace que vuestro hijo también vea primordial sacar bachillerato con buena nota y después, si eso, preocuparse por su bienestar mental.

En esta etapa hay miedo a fallar. A fallar a los padres y a uno mismo. Esto hace que la presión sea aún mayor. Además, está siempre esa comparación con el grupo, con los amigos, ¿Si ellos pueden, como no voy a poder yo? Porque los amigos callan cómo se sienten, sus inseguridades y hacen creer a vuestro hijo e hija que es el único que está asustado.

Están también los estudiantes que no saben qué quieren hacer y eso les genera incertidumbre, y esa incertidumbre les genera estrés. Además, vuelven a compararse, y ven que el resto de su clase tiene super claro que quieren estudiar, y eso les genera más estrés. Porque tienen metidos en la cabeza que no se pueden equivocar, que la decisión que tomes será la que te marque toda la vida.

¿Qué podéis hacer para ayudar a vuestro hijo e hija?

Lo primero es reducir la presión, ya hay mucha y en la mayoría de los casos es autoimpuesta, ellos quieren entrar en una carrera y harán lo que sea. No ayudéis a que esta presión sea mayor. Acompañadlo emocionalmente en esta etapa, que sepan que pueden contar con vosotros si lo necesitan. Estad atentos y anticiparos ante posibles derrumbes emocionales.

Ayudadles a ver distintas alternativas, no solo existe medicina para los que tienen buenas notas, es más, puede que a muchos de ellos cuando entren ni les guste. Hay muchas carreras, muchas son preciosas, ayudadles a ver cuales hay y cuales les puede interesar, que no se jueguen todo a una sola carta.

Hay casos en que los estudiantes tienen un método de estudio erróneo, y es que necesitan memorizar todo sin comprenderlo, necesitan saberse el temario al pie de la letra, palabra por palabra como lo pone en el libro. Esta manera de estudiar agota mentalmente y cuando se junten muchos exámenes, o incluso en la universidad, no van a ser capaz de memorizar todo. Buscad a alguien que le enseñe técnicas de estudios, les ayudará a que las horas de estudios sean más fructíferas. 

Jamás comparéis a vuestro hijo/hija con los amigos, con el hermano, con quien sea, ya se comparan ellos constantemente. Hacedles ver sus virtudes, reforzad el esfuerzo más que el resultado.

Trabajar la autoestima de vuestro hijo es fundamental, es la piedra angular para que todo funcione correctamente. En caso de que la situación se desborde y no sea capaz de controlar el estrés no dudéis en acudir a un psicólogo, pues ayudará a vuestro hijo e hija a gestionar las emociones y las distintas situaciones estresantes que aparezcan en su vida.

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